El demonio tiene una única puerta para entrar en nuestro espíritu: la voluntad; no existen puertas secretas.
Nada es pecado si no ha sido cometido por la voluntad. Cuando no entra en juego la voluntad, no se da el pecado, sino la debilidad humana. (Padre Pío; Buenos Días, 20 abril)
Nada es pecado si no ha sido cometido por la voluntad. Cuando no entra en juego la voluntad, no se da el pecado, sino la debilidad humana. (Padre Pío; Buenos Días, 20 abril)