Trae a tu memoria lo que sucedía en el corazón de nuestra Madre del cielo al pie de la cruz. Es tan intenso su dolor que permanece impertérrita ante su Hijo crucificado, pero no puedes decir que haya sido abandonada. Al contrario, ¿cuándo la amó más y mejor que cuando sufría y ni siquiera le era posible llorar? (Padre Pío; Epistolario III, p. 189)