Al asistir a la santa misa renueva tu fe y medita cuál es la víctima que se inmola por ti a la divina justicia, para aplacarla y volverla propicia.
Cuando estás bien, oyes la misa. Cuando estás mal y no puedes asistir a ella, entonces la dices. (Padre Pío; Buenos Días, 25 junio)